UNA INVESTIGACIÓN HISTÓRICA SOBRE AIBAR ES PREMIADA EN EL CONCURSO INTERNACIONAL «EUSTORY»
Las alumnas del IES Barañáin, Amaia Ubani Alzueta e Itziar Miqueleiz Bariain, han obtenido el tercer premio de la XVIII convocatoria del concurso Eustory Iberia con su investigación El baúl de nuestros abuelos. Memorias de una guerra incivil, tutorizadas por la profesora Rebeca Ortega. En ella cuentan los avatares de sus abuelos y de sus respectivos pueblos, Artieda y Aibar, durante la Guerra Civil.
Eustory Iberia es el principal concurso de Historia para preuniversitarios, al que se presentan estudiantes de España, Portugal e Iberoamérica. Las ganadores recibirán un premio en metálico (500 euros + 250 para la tutora), así como la posibilidad de participar en un campus de investigación, que reúne a los ganadores de los distintos concursos nacionales de toda Europa. Algunos de los destinos anteriores de estas academias han sido Berlín, Bruselas, Budapest, Helsinki, Liubliana, Oslo, Praga, Sofía, Tallin, Madrid o Ronda.

Las autoras Amaia Ubani Alzueta e Itziar Miqueleiz Bariain
EL BAÚL DE NUESTROS ABUELOS: MEMORIA DE UNA GUERRA INCIVIL
En este trabajo de investigación, las alumnas cuentan cómo afectó la Guerra Civil española a sus respectivos abuelos. En el caso de Amaia, el relato se centra en cómo asesinaron a Benito Alzueta en septiembre de 1936, padre de su abuelo, y su posterior identificación en la fosa de común de Loiti, donde desde el año 2022 se les rinde homenaje.
Benito Alzueta Goñi nació el 21 de marzo de 1894 y se unió en matrimonio con Quintina Alzueta en noviembre de 1920. De este matrimonio nacieron siete hijos e hijas. Agricultor de profesión, quiso promover cambios en la gestión y explotación que tenían las corralizas en esa época.
«La venta de las corralizas produjo un cambio en la propiedad de la tierra. Más de 105.000 hectáreas de comunales se vendieron en Navarra a lo largo del siglo XIX (De la Torre y Lana, 2000). Unas pocas personas –que a veces no eran vecinos de los pueblos– se hicieron con latifundios mientras que muchos pequeños propietarios y jornaleros quedaron en la miseria debido a que ya no podían sembrar en las parcelas comunales, no tenían dónde pastar el ganado ni podían conseguir leña. Los campesinos comenzaron a reivindicar la reintegración de las corralizas, en ocasiones en conflictos sangrientos: en 1888 y 1914 murieron siete personas por esta razón.»
«En Aibar se habían vendido las corralizas Vallmagra, Sasillo, Entreviñas… Algunas ni siquiera se sabía qué tamaño tenían, pero los cálculos era que el total superaba las 37.000 robadas, unas 3.300 hectáreas. Durante la dictadura de Primo de Rivera algunos ayuntamientos –Valtierra, Andosilla, Caparroso…– habían recuperado las corralizas, las habían parcelado y cedido en usufructo a familias pobres a cambio de una pequeña renta. Mi bisabuelo, junto con otros vecinos, quiso hacer lo mismo para dar una vida digna a los pobres e inició gestiones para ello: «Lanzada la idea, en la tertulia que se reúne en casa de Antón Alzueta, con fecha de 7 de octubre de 1930 presentan al Ayuntamiento un escrito con 220 firmas en el que reivindican el deslinde del Común y el recuento de las fincas que tienen títulos legales» (VV.AA., 2018, p. 63).»
Unidos por esta inquietud de recuperar las tierras comunales, entregaron los estatutos de la Sociedad Agrícola Comunera en enero de 1931 al Gobernador Civil. La sede de esta sociedad se ubicaba en la Ontina, en casa de uno de los socios. Dentro de esta cooperativa agrícola se realizaban compras al por mayor de semillas, abono y hacía también de aseguradora si alguno de sus miembros perdía la cosecha.
Dentro de los estatutos de la Sociedad se establecía que uno de sus objetivos era «el logro de la aspiración de los socios de que los terrenos de la Villa de Aibar se deslinden y repartan conforme a derecho y equidad, a cuyo objetivo se encaminarán los findes esenciales de la agruapción sin perjuicio de que los socios puedan dedicarse en las horas de reunión al libre esparcimiento por medio de juegos lícitos y de los permitidos por la ley». En otro de sus artículos se establecía que la sociedad se declaraba desligada de toda significación política y aceptaba miembros de cualquier partido político pero prohibía a los mismos hacer manifestaciones políticas.
Un total de 34 hombres, donde Benito era el presidente, firmaron los estatutos, aunque se sospecha que fueron más porque sólo lo hicieron los que sabían firmar. Fundar esta Sociedad fue una de las razones del asesinato de Benito cinco años después.
Se puede consultar el trabajo completo en el siguiente enlace
https://drive.google.com/file/d/10gPKwTNqU-94cn_erQsN1x630ZHB_zUt/view
Desde el Ayuntamiento de Aibar/Oibarko Udala agradecemos al IES Barañain por facilitarnos toda la documentación relacionada con este trabajo de investigación y felicitamos a las dos alumnas e investigadoras por su gran trabajo.